A un año de Gobierno 278,000 Trabajadores del Sector Público en México Ganan Menos del Salario Mínimo Diario en 2025
Reporte Especial de Investigación
Elaboró: David Lozano Tovar, Aline Lozano Neri, Javier Lozano Tovar, Luis Lozano Arredondo, Paola A. Lozano Neri.
Septiembre de 2025
En México, se estima que alrededor de 278,000 trabajadores del sector público percibieron un ingreso diario inferior al salario mínimo general de $278.80 pesos durante el segundo trimestre de 2025. Esta cifra representa una porción de la fuerza laboral gubernamental que no alcanza el umbral salarial mínimo establecido para el presente año.
El dato se deriva del análisis de los tabulados detallados de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) correspondiente al segundo trimestre de 2025, publicada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI). Si bien las publicaciones iniciales de la encuesta ofrecen un panorama general del empleo, una exploración más profunda de las tablas estadísticas permite desglosar la población ocupada por sector institucional y nivel de ingresos.
De acuerdo con la ENOE, en el periodo de abril a junio de 2025, un total de 4,964,269 personas se encontraban empleadas en el sector gubernamental. De este universo, los datos revelan que el 5.6% de los trabajadores del gobierno reportaron ingresos de “hasta un salario mínimo”, (véase gráfica 1).
Gráfica 1
Nota de cálculo /[1]
Este número, redondeado a 278,000, incluye a empleados de los distintos niveles de gobierno (federal, estatal y municipal) y abarca a personal con diversas modalidades de contratación.
Es importante señalar que la categoría de “hasta un salario mínimo” en la ENOE agrupa a aquellos que ganan desde un ingreso simbólico hasta el equivalente al salario mínimo. Dado que el salario mínimo general para 2025, excluyendo la Zona Libre de la Frontera Norte, se fijó en $278.80 pesos diarios, los trabajadores contabilizados en esta estimación ganan una cantidad igual o menor a esta cifra por jornada laboral.
Esta situación pone de manifiesto la existencia de un segmento de la fuerza laboral del estado que, a pesar de contar con un empleo formal en el sector público, no alcanza el piso salarial legalmente establecido para la mayoría del territorio nacional.
Basados en la tendencia y en el comportamiento de la contratación en las oficinas federales, estimamos que aproximadamente 3.7 millones de trabajadores del sector público en México tendrían un salario mensual inferior a $13,896 pesos en 2030.
A continuación, se detalla la metodología y los supuestos utilizados para llegar a esta estimación.
Metodología de la Estimación
Para proyectar el número de trabajadores por debajo del umbral salarial, se siguió un proceso de cuatro pasos clave:
Cuadro 1
Gráfica 2
Nota de cálculo[2]
Debido a la naturaleza del problema, se requiere una medición trimestral del comportamiento del empleo en las instancias de gobierno y basados en las variables económicas y políticas, es imposible ofrecer una cifra exacta. No existen estadísticas oficiales que proyecten la distribución salarial del sector público para el año 2030.
Sin embargo, es posible realizar una estimación fundamentada en los datos disponibles actualmente sobre el número de trabajadores, la distribución salarial y las proyecciones de incrementos y de inflación.
Basado en un modelo de proyección, se estima que aproximadamente 3.7 millones de trabajadores del sector público en México tendrían un salario mensual inferior a $13,896 pesos en 2030.
Desglose de la Tendencia
El modelo de distribución salarial y los cálculos se detallan a continuación:
La gran mayoría de los trabajadores del sector público que actualmente se encuentran en los rangos salariales más bajos (operativos, técnicos y administrativos de base) probablemente no alcanzarán un sueldo de $13,896 pesos para 2030, incluso con los aumentos anuales proyectados. A ellos se sumaría una porción de los trabajadores del nivel medio, cuyo crecimiento salarial no sería suficiente para superar dicho umbral.
Advertencia Importante: actualmente estamos realizando una estimación partiendo de los incrementos salariales y contractuales que diversos sindicatos nos han proporcionado. Los incrementos salariales reales pueden variar año con año dependiendo de las negociaciones sindicales, las políticas gubernamentales y el desempeño económico del país, pero también es importante el punto de vista de los trabajadores organizados del sector.
Fuentes consultadas:
https://www.inegi.org.mx/programas/enoe/15ymas/
Notas para consulta:
Censo Nacional de Gobierno Federal (CNGF): Ofrece datos detallados sobre el número de servidores públicos en la administración pública federal y sus rangos salariales. Por ejemplo, en su edición 2023, detalla que al cierre de 2022 había 1,574,971 servidores públicos federales y proporciona una distribución de sus ingresos brutos mensuales.
Censo Nacional de Gobiernos Estatales (CNGE) y Censo Nacional de Gobiernos Municipales y Demarcaciones Territoriales de la Ciudad de México (CNGMD): Estos censos complementan la información a nivel estatal y municipal, que en conjunto representan la mayor parte del empleo público.
[1] Para obtener la cifra total de trabajadores en esta condición, se realiza el siguiente cálculo:
[2] / A continuación, se detalla la metodología y los supuestos utilizados para llegar a esta estimación.
Metodología de la Estimación
Para proyectar el número de trabajadores por debajo del umbral salarial, se siguió un proceso de cuatro pasos clave:
Cuantificar los Trabajadores por Debajo del Umbral: Finalmente, se analizó la situación de cada nivel salarial proyectado para determinar cuántos de sus integrantes quedarían por debajo del umbral de $13,896 pesos mensuales.
The central objective of this report is to analyze the characteristics of perceived trends in the population of working people per state who are unable to acquire the Recommended Food Basket (RFB) [Canasta Alimenticia Recomendable (CAR)][1] due to insufficient wages and thus are considered to be living in extreme poverty.
For this analytic purpose, the present report is developed methodologically and consists of at least two installments. This is the first installment in which we present our findings on the Rate of the Working Population in Extreme Poverty (RWPEP) [Tasa de Población Ocupada en Pobreza Extrema (TPOPE)], which is constructed by establishing the correlation between the population of workers based on income level—for which the unemployed population is not considered—whose information is published in fiscal quarters by the National Survey of Work and Employment [Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE)] by the National Institute of Statistics and Geography [Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI)]; and the price of the Recommended Food Basket (RFB) [Canasta Alimenticia Recomendable (CAR)], which is calculated each year by UNAM’s Center of Multidisciplinary Analysis [Centro de Análisis Multidisciplinario de la Universidad Nacional Autónoma de México]. Through this methodology, we quantify the working people in Mexico whom we consider to be living in extreme poverty based on their income; or, in other words, the population that works but does not receive income and the population that works but receives insufficient income to acquire a “basket” consisting only of food. In the second installment, we will publish the results of the processes and trends in the distribution of the working population by levels of income, as well as the case study about the real salary and the purchasing power of the tabular salary of healthcare workers in Mexico.
Note: It’s crucial to point out that, in this study, the income levels of the working population are associated strictly with nominal wage; we did not do calculations nor do we present results about real wage or the purchasing power of workers’ wages.
UNAM’s Center of Multidisciplinary Analysis calls for the need to undertake an analytical study implementing the Labor Theory of Value, which centers both exploitation and workforce precarity as fundamental axes in the process of capital accumulation on a global scale. As such, we will use the tool of the RWPEP, which allows us to demonstrate the exploitation of the workforce through the processes of wage precarity.
Additionally, we establish the timeline of this analysis with reference to the fourth fiscal quarters of 2006, 2012, 2018, and 2020, because these years are the final years of the six-year presidential terms of the following political parties: 2006 was marked by the administration of the National Action Party [Partido Acción Nacional (PAN)], headed by Vicente Fox Quesada, in the so-called shift in power; in 2012, National Action Party, (the self-appointed government of employment), which remained in power, implemented an aggressive labor reform against workers, which, among many aspects, attained for its own class interests the legalization of subcontracting, all of which was spearheaded by Felipe Calderón Hinojosa; in 2018 we witnessed the return of the Institutional Revolutionary Party [Partido Revolucionario Institucional (PRI)] under the management of Enrique Peña Nieto. Finally, we’ve also analyzed 2020’s data on Andrés Manuel López Obrador’s National Regeneration Movement [Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA)] government. Consequently, through our research we present a comparison of the results of the wage policies implemented upon the working population in Mexico at the end of each six-year term and in 2020. In this process we locate the continuities and ruptures between the political parties in order to investigate just how big this affront on Mexico’s working class really is.
Below we present maps of the results of the RWPEP organized by state for 2006, 2012, 2018, and 2020.
In the year 2000, there was a so-called shift in power between the conservative right, on one hand, with the increasingly dilapidated and inoperative project of the PRI driven by the interests of big capital; and on the other hand, the managers of large transnational companies that dominated in the government embodied by Vicente Fox Quesada. His six-year term resulted in 18 million 554 thousand 765 workers living in extreme poverty in 2006, with a national RWPEP of 42.2%. In 2006, 1.7 minimum wages were required just to be able to buy the RFB, which had a daily cost that year of $80.83 pesos, in comparison with the $48.67 pesos of the daily minimum wage.
The following map demonstrates that this condition of poverty among the working population was most accentuated in Mexico’s southeast. This is notable in the states of Chiapas, which had 1 million 189 thousand workers living in extreme poverty, representing a RWPEP of 73.6%; in Oaxaca, with 993 thousand 494 workers in extreme poverty and a RWPEP of 68%; Puebla, with 1 million 402 thousand workers living in extreme poverty and a RWPEP of 62%; and Guerrero, with 755 thousand 788 workers in extreme poverty and a RWPEP of 60.9% (see Table 1). Incidentally, these states have historically been subjected to conditions of poverty and marginalization.
At the close of the six-year term of the PAN politician Felipe Calderón Hinojosa in 2012, there was a notable, significant increase in the RWPEP throughout the country; the national levels of the RWPEP escalated to 66.2%, which translates to 32 million 315 thousand 444 workers living in extreme poverty. Between 2006, the last year of the six-year term of Vicente Fox, and 2012, the number of workers living in extreme poverty increased by 74%. This increase can be partially explained by the fact that, for this year, 3 minimum wages were needed to be able to acquire an RFB, which cost $188.99 pesos per day, compared to the $62.33 pesos of the daily minimum wage.
In the following map, which depicts the RWPEP by state for 2012, it’s notable that the northern states—which are considered the bastions of the industrial local bourgeoisie—have darkened to reflect higher levels of poverty, which seriously impacted the lives of workers. For example, Durango registered 482 thousand 60 workers in extreme poverty, which represents a RWPEP of 71.1%; Tamaulipas, with 932 thousand 976 working people living in extreme poverty, reached a RWPEP of 65.8%. At the same time, in the center of the country, the capital reached a RWPEP of 52.2%, representing a total of 2 million 190 thousand 850 workers in extreme poverty (see Table 1); meanwhile, in the Mexican southeast, poverty had worsened to reach levels like those of Chiapas at 84.4%, Guerrero at 83.6%, Oaxaca 79.2%, and Yucatán 76.6%.
In 2018, with the return of the PRI, headed by the administration of Enrique Peña Nieto, we can see that, far from alleviating the increasing poverty rates and faithful to anti-working class principles, the government furthered the trend of impoverishing the working classes through regressive wage policies, which were necessary to maintain the gains of big capital. In this year, the number of working people living in extreme poverty rose to a little more than 37 million, to reach a national RWPEP of 68.4%. When we compare this to the figure in 2006, which was 18 million 554 thousand 765 workers in extreme poverty, it’s clear that the destitution of Mexican workers doubled.
In the following map of the RWPEP by state for 2018, we can see that the RWPEP widely reaches levels of over 70% in the country’s southeastern region. For example, the state of Chiapas registered the highest rate at 88.5%, which is to say 1 million 680 thousand working people lived in extreme poverty; Guerrero with 1 million 326 thousand 630 working people living in extreme poverty, which translates to a RWPEP of 86%; Oaxaca, with 1 million 414 thousand 385 working people in extreme poverty, reached a RWPEP of 81.7%; Campeche, with 326 thousand 279 working people in extreme poverty, reached a RWPEP of 78%; Tabasco, with 699 thousand 87 working people in extreme poverty, reached a RWPEP of 74.4% (see Table 1).
Moreover, in the same map we can see that, in states in the country’s northern region, RWPEP levels of over 60% had become widespread. For example, Durango, with 561 thousand 422 working people in extreme poverty, reached a RWPEP of 72.7%; Tamaulipas, with 1 million 121 thousand 363 working people in extreme poverty, reached a RWPEP of 68.7%; Coahuila, with 847 thousand 17 working people in extreme poverty, reached a rate of 63.2%; Baja California, with 1 million 25 thousand 933 working people in extreme poverty, reached a RWPEP of 60.2%; and finally, there’s the representative case in the center of the country with the capital, which found itself with a rate that had increased to 58.1%, meaning that 2 million 445 thousand 687 working people in the city joined the ranks of those workers living in extreme poverty (see Table 1).
December 2018 brought the arrival of Andrés Manuel López Obrador’s government under the slogan “first the poor,” pushed by the exhaustion of millions of workers who were looking for a real change to substantially better their working conditions and the wages of the Mexican labor market. This hasn’t happened, as we’ll see shortly.
In the last fiscal quarter of 2020, the working population living in extreme poverty at the national level grew to 41 million 567 thousand 104 people, which equals a RWPEP of 77.9% of the working population across the country; in other words, from 2018 to 2020, an increase of 12.19% of the population of workers living in extreme poverty occurred. This is to say that, in the two first years of the current government, 4 million 519 thousand 89 working people joined the ranks of workers living in extreme poverty. Upon comparing this figure in absolute terms to the last year of Vicente Fox Quesada’s term in 2006, in which the number of working people living in extreme poverty was 18 million 554 thousand 765 people, that number had increased to a total of 23 million 12 thousand 339 working people living in extreme poverty in the last three terms and the first two years of the current government (which is to say, in 14 years). In other words, it has grown with an average of 1 million 643 thousand Mexican workers in extreme poverty per year. Nevertheless, the first two years of Andrés Manuel López Obrador registered an annual average increase of 2 million 250 thousand working people living in poverty, a number that is outrageous for people steeped in hardship and a clear demonstration of the continuity and sharpening of the process of wage precarity in Mexico.
In the following two maps, we can observe the magnitude of the working class’s wage deterioration in each state in 2020.
Note: On January 1, 2019, a new wage zone came into effect; it covers 43 municipalities and is known as the Free Zone of the Northern Border (FZNB) [Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN)]. For calculating the RWPEP, we present the data for the national daily general minimum wage of $123.22 pesos, which is applicable throughout country with relation to the price of the RFB for each of the six border states in the north of the country, with the exception of Baja California, which has all of its municipalities within the FZNB.
In the following map, which shows the fourth fiscal quarter of 2020, we can see that, in 30 states throughout the country, the RWPEP is above 70%, which is synonymous with the level of deterioration of the working and living conditions of workers. Two states even surpassed the benchmark of 90%: Chiapas, with a RWPEP of 92.6%, registered a figure of 1 million 897 thousand 717 working people living in extreme poverty; and Guerrero had 1 million 394 thousand 277 working people living in extreme poverty, with a RWPEP of 91.3% (see Table 1). It is also important to note that Oaxaca comes close to 90%, with a RWPEP of 89%; and another noteworthy case is with the nation’s capital, which has a total of 2 million 658 thousand 974 working people living in extreme poverty.
That being said, even if we suppose that all of the municipalities of Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, and Tamaulipas operate with the daily general minimum wage of the FZNB (which was $185.56 pesos in 2020), the situation doesn’t radically change. Only in Nuevo León do we find a RWPEP below 50%. However, it’s important to note that only one of the 51 municipalities of Nuevo León is found within the FZNB, so the employed population that really benefits from this pseudo-high wage is minimal.
We could summarize, then, that in a lapse of four six-term presidencies, with the governments of PAN with Vicente Fox Quesada and Felipe Calderón Hinojosa, of PRI with Enrique Peña Nieto, and now with MORENA with Andrés Manuel López Obrador, various schemes of the regressive wage policies have been implemented. These policies have historically favored the interests of the United States, first with the North American Free Trade Agreement and now with its renewal through the United States-Mexico-Canada Agreement, which has essentially meant, for the vast majority of the working class in Mexico, systematic labor and wage precarity. In this way, these governments have literally generated conditions of extreme poverty for millions of working people. In 14 years, the wage precarity advanced from 18 million 554 thousand 765 workers living in extreme poverty, with a RWPEP of 42.2%, to 41 million 567 thousand 104 working people living in extreme poverty, with a RWPEP of 77.9%.
[1] The Recommended Food Basket (RFB) was designed by Dr. Abelardo Ávila Curiel from the Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán. It is composed of 40 foods without including the costs of preparation, nor the costs of rent, transportation, clothing, shoes, personal hygiene, and many other goods and services that are consumed by a family. It only references the cost of basic foods. The RFB is a carefully calculated amount, used and consumed daily, by a Mexican family of four people (two adults, a young adult, and a child), which takes nutrition, diet, tradition, and cultural habits into account.
translated by Rachel Whalen
Este trabajo analiza desde una mirada crítica la tendencia del poder adquisitivo del salario mínimo en México. Desde la década de los setenta del siglo pasado (S. XX) no se observaba una inflexión en la tendencia del poder adquisitivo del salario mínimo en nuestro país, aun cuando la recuperación salarial es la demanda más importante de las clases trabajadoras, motivo por el que se vuelve fundamental explicar por qué, a pesar del cambio en la tendencia del poder adquisitivo, los niveles de vida reales de la población presentan un panorama diferente.
Este trabajo se divide en cuatro partes; una en la que se examinan los cambios en la inflexión de la tendencia del poder adquisitivo del salario mínimo; otra en la que se analiza el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) frente al Salario Mínimo (SM); en la tercera parte mostramos qué pasa con el poder adquisitivo de la población ocupada, esto quiere decir que no es lo mismo el poder adquisitivo del salario mínimo, que el poder adquisitivo de la población trabajadora, de hecho, se observa cómo esta última se comporta de forma independiente de la primera; y finalmente, veremos la tendencia de la proporción de la población trabajadora cuyos ingresos les son insuficientes para poder adquirir la CAR. Es en ésta última en la que debemos fijarnos para saber qué está pasando con los niveles de vida de las clases trabajadoras. En síntesis, la tendencia que describe, muestra la continuidad de un resultado transexenal que mantiene a tres cuartas partes de la población ocupada en la pobreza extrema.
El aumento al salario mínimo (SM) en términos de la recuperación del poder adquisitivo sólo tiene efecto si los precios de los alimentos básicos se mantienen constantes o disminuyen. Cuando los precios de estos artículos incrementan más de lo que crece el SM, entonces se puede comprar menos cantidad de estos artículos.
Constitucionalmente el Artículo 123 en su fracción VI sostiene que “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”. Es decir, el SM debería cubrir no solo los alimentos sino también los servicios, el vestido, la vivienda, etcétera, y tendría que ser suficiente para que las personas no se encuentren en situación de pobreza.
En el CAM se mide la pérdida del poder adquisitivo utilizando el SM y el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR)[1], que es una canasta ponderada de consumo diario, para una familia mexicana de 4 personas (2 adultos, un/a joven y un/a niño/a) en la que se toman en cuenta aspectos nutricionales y hábitos culturales. Decimos que es de alcance mínimo porque no incluye el pago de renta en vivienda, el transporte, vestido, calzado, aseo personal y muchos otros bienes y servicios que entran dentro del consumo de una familia, sólo es un referente del costo de alimentos básicos, e incluso ahí, no incluye los gastos que requiere su preparación, como servicios de agua, luz eléctrica o gas.
En el Cuadro 1 se comparan los incrementos del SM y de la CAR del 2012 al 2024. Como se aprecia en 2019 se crean dos zonas geográficas: la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN)[2] y el resto del país. En 2024 el porcentaje de la CAR que se puede comprar con el SM de la ZLFN es de 77.1%, mientras que en el resto del país es de 51.2%.
En la gráfica 1 observamos el porcentaje de la CAR que se puede comprar con un SM durante los dos últimos sexenios . Si bien, se observa que desde 2017 se recupera el poder adquisitivo del SM. En 2012 al inicio del sexenio de Peña Nieto se podía comprar el 30.9% de la CAR, y hasta 2016 se deterioró ese porcentaje de compra, pero a partir de 2017 aumenta el porcentaje de la CAR que se puede comprar con un SM, el sexenio de López Obrador termina con un porcentaje de compra del 51.2% de la CAR. La clase trabajadora que tiene contrato escrito y ahí se estipula su ingreso en un salario mínimo, solo puede comprar la mitad de la CAR.
Sin embargo, en los siguientes apartados abordaremos si existe una correlación entre el SM y la pobreza, es decir, demostraremos que el incremento al SM no impacta en la disminución de la pobreza, por eso hemos examinado cuánta población ocupada puede comprar una CAR con sus ingresos[3]. Y en siguientes reportes analizaremos el porcentaje de la clase trabajadora que es beneficiaria del incremento al SM.
Gráfica 1
Como puede observarse en el cuadro 1 y en la gráfica 2, el salario mínimo en México está muy lejos de alcanzar la adquisición de la CAR para la familia, sería necesario la duplicación de éste para recuperar la compra de los alimentos, y está más lejos aún de alcanzar el decreto Constitucional.
En la gráfica 2 se observa el precio nominal mensual de la CAR y el SM de 2012 al 2024. El precio de la CAR mensual pasó de $6, 053.78 a $14,590.8. Mientras que el SM pasó de $1,869.9 a $7,467.9.
Gráfica 2
Mantener el SM en niveles por debajo de la adquisición de lo señalado en el Artículo 123 configura una política de atropello a los derechos de la clase trabajadora, el desinterés de la clase política en la precariedad laboral y la continuidad de la pobreza.
Si bien la tendencia a incrementar el poder adquisitivo del salario mínimo presenta un cambio respecto a sexenios anteriores[4], es completamente insuficiente por dos razones:
En este apartado mediremos la Población Ocupada en Pobreza Extrema (POPE), que hace referencia a la población ocupada cuyo ingreso no le alcanza para adquirir la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR). Para ello utilizaremos categorías definidas en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI. En ella observamos las siguientes divisiones de la población:
Consultando los microdatos de la ENOE vamos a cruzar dos datos:
Por ejemplo, para el año 2023 el precio de la CAR es 1.5 veces el salario mínimo de la ZLFN, y 2.26 veces el salario mínimo del resto del país. El precio mensual de la CAR para el año pasado es de $14,071.20 pesos.
Entonces de la población ocupada para ese año, sumamos:
Con todo lo anterior obtenemos a la población ocupada cuyos ingresos no le alcanzan para adquirir la CAR en 2023, es decir la que está en la ZLFN y percibe menos de 1.5 veces el salario mínimo y la población ocupada en el resto del país y que percibe menos de 2.26 veces el SM. Esto se realiza para cada año en los últimos dos sexenios y obtenemos lo siguiente:
Gráfica 3
En 2012, al inicio del sexenio de Peña Nieto la población ocupada en pobreza extrema era al menos 34.3 millones de personas las que aún trabajando, sus ingresos no les alcanzaban para adquirir la CAR.
Para 2018, al inicio del sexenio de AMLO, esta cantidad aumentó a 39.5 millones de personas. Para 2024, poco antes del cierre del sexenio de López Obrador, llegó a 43.5 millones de personas, lo que indica un aumento de 4 millones de personas en la población ocupada en pobreza extrema (POPE).
En las cifras anteriores, decimos al menos, ya que en la ENOE, tanto en cada nivel de ingresos medido en salarios mínimos, como de forma general, hay gente que no especifica puntualmente su ingreso como respuesta a los cuestionarios, por lo que la cifra podría ser mayor, pero se incluye aquí sólo aquella población ocupada que es posible medir con precisión.
Uno de los resultados más relevantes que se demuestran es que el incremento de la población ocupada en pobreza extrema sigue una tendencia indiferente a la política de decretos en los salarios mínimos como señalamos anteriormente, ya que en presencia de incrementos o disminuciones del poder adquisitivo del Salario Mínimo, el número de la población ocupada que no puede adquirir la CAR sigue en aumento desde al menos el sexenio pasado y éste. Es decir, la pobreza en México se comporta indiferente a los incrementos y decretos en papel al salario mínimo.
Sobre este resultado ahondaremos en reportes que publicaremos en los próximos meses, ya que es evidente que los ingresos de la población ocupada no dependen de la política de salarios mínimos que tanto presumen los gobiernos de cualquier partido.
Por ejemplo:
Pero de estos casos y otros más publicaremos más adelante, ahora es necesario ver la tendencia general de este sexenio:
Los incrementos en las magnitudes absolutas de población ocupada en pobreza extrema tienen que compararse con el total de la población ocupada. Con ello obtendremos la Tasa de Población Ocupada en Pobreza Extrema (TPOPE), que indica el porcentaje de la población que, aún trabajando, sus ingresos no le alcanzan ni para comer.
Gráfica 4
El resultado más preocupante es que tres cuartas partes de la población ocupada percibe ingresos que no les alcanza ni para comer dignamente, y que con independencia (o indiferencia) a los incrementos de papel decretados desde el gobierno, se mantengan en los mismos niveles de manera constante en los últimos doce años.
Es evidente que la TPOPE, aunque oscila entre el 70 y 75% para todo este periodo (ver gráfica 4), indica un estancamiento en niveles de pobreza alarmantes, ya que mantiene a esas tres cuartas partes de la población ocupada por debajo del mínimo indispensable para sobrevivir. ¿A eso se le puede llamar el nuevo humanismo mexicano? ¿Es eso un trato digno para quienes a diario producen y mueven las mercancías y servicios en nuestro país?
Es falso el discurso gubernamental de la disminución de la pobreza, observamos cómo de forma consistente, tres cuartas partes de la población ocupada se halla en pobreza extrema, y esa situación es indiferente a la máscara de los incrementos de papel que ocultan la verdadera situación de las clases trabajadoras. En estos términos es posible ver que mantener a la población en pobreza es el resultado real transexenal de AMLO y la 4T.
Este resultado, además, presenta continuidad y congruencia con los obtenidos también por la política salarial llevada a cabo en el sexenio de Peña Nieto. No es lo que ocurre en el papel y en los medios de comunicación y difusión del gobierno, sino lo que puede observarse y medirse en las mesas de las familias de las clases trabajadoras en lo que hay que fijarse para determinar su situación.
Esto no se trata de tener otros datos, o de componer una tendencia. En el caso del sexenio de López Obrador, es un resultado consumado, que deja un legado de mantenimiento de la pobreza al igual que sexenios anteriores.
Y queda una pregunta abierta para entender la política económica de la 4T: ¿Ocurrirá el mismo estancamiento en los ingresos de los empresarios afines al gobierno? En la respuesta está el verdadero rostro de lo que ha significado este sexenio en términos económicos para las clases trabajadoras.
________Notas________
[1] Fue diseñada por el Dr. Abelardo Ávila Curiel del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán.
[2] Son 43 municipios los que comprende la ZLFN distribuidos en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
[3] Recordemos que salario e ingresos es diferente, el salario se desprende de la relación asalariada, mientras que el ingreso incluye la suma de dinero que perciben las personas trabajadoras, ya sean de dos o tres trabajos, rentas, transferencias monetarias, etcétera. En síntesis utilizar la variable ingresos implica asumir la precariedad y empobrecimiento de la clase trabajadora, que desde 1976 que empieza el deterioro del poder adquisitivo se ha visto forzada a buscar más fuentes de ingreso o incorporar a más integrantes de la familia a trabajar, es decir, el aumento del tiempo de trabajo necesario fuera de la jornada laboral formal.
[4] Véanse los reportes de investigación anteriores del CAM
El Centro de Análisis Multidisciplinario (CAM) de la Facultad de Economía de la UNAM se ha dado a la tarea durante varios años de examinar el fenómeno del desempleo en México. Los resultados han sido publicados en diversos reportes de investigación que se pueden consultar en la página del CAM. Como resultado de esta investigación fueron planteadas tres partes:
La primera parte contenida en el reporte N.137: “El mundo del desempleo y de la precarización laboral en México. 2018-2023”; la segunda parte presentada en el reporte N.137: “La Geografía del Desempleo en México 2006-2023” y; finalmente en este reporte que representa la tercera parte, que tiene como principal objetivo presentar el análisis y los resultados sobre el cálculo de la Tasa de desempleo por sexo en México considerando el periodo de estudio que va del año 2006 al 2023.
Recordemos que el CAM ha retomado en su proceso de investigación sobre el desempleo la metodología de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), porque permite obtener el cálculo de la Tasa de desempleo nacional para mujeres y hombres, misma que contrasta con los cálculos realizados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) para obtener la Tasa de desocupación nacional de mujeres y hombres, dicha metodología fue presentada y comentada ampliamente en la segunda parte del reporte N.137.
Para dicha estimación se contempla a la población disponible dividida en mujeres y hombres, ya que, si bien no buscan activamente trabajo, si aceptarían uno en caso de que se los ofrecieran, así pues, la Tasa de desempleo para mujeres y hombres a partir de la división sexual del trabajo se estima en el CAM de la siguiente forma:
A continuación, se presenta el comparativo entre la Tasa de desocupación para mujeres y hombres de INEGI y la Tasa de desempleo para mujeres y hombres donde se ha utilizado la metodología de la OIT.
Tasa de desocupación en mujeres de INEGI VS Tasa de desempleo para mujeres de la OIT
Al cuarto trimestre del año 2023, la población desocupada de mujeres fue de 674,660 por lo que la tasa de desocupación alcanzó el 2.70%.
En términos absolutos las mujeres desempleadas fueron 4,105,283 para el cuarto trimestre del año 2023, por lo que, la tasa de desempleo alcanzó el 14.50 %.
Como podemos observar si nos ajustamos a la metodología propuesta por INEGI el número de mujeres expulsadas del mercado laboral sería cinco veces menor que a través del cálculo con la metodología de la OIT. Por lo que se oculta el verdadero desempleo estructural de las mujeres mexicanas.
Tasa de desocupación en hombre de INEGI VS Tasa de desempleo para hombres de la OIT
La población desocupada en hombres para el cuarto trimestre del 2023 fue de 964,361, que representó el 2.70 %.
La población desempleada en hombres al cuarto trimestre del 2023 fue de 2,673,075, por lo que la tasa de desempleo en hombres esconde el desempleo estructural del mercado de trabajo mexicano que representa el 7.10 %.
De lo anterior se desprende que la definición y la metodología usada por el INEGI para estructurar el cálculo de la desocupación tendría el mismo impacto en las cifras de la tasa de desempleo en mujeres y en hombres, pues en realidad omite la magnitud total del espectro del desempleo en México a nivel nacional. El número de hombres expulsados del mercado laboral según la metodología de la OIT es 2.42 veces mayor que el calculado por el INEGI. En términos absolutos el número de hombres expulsados del mercado laboral es mayor que el de mujeres, porque más hombres se encuentran dentro del mercado laboral por la propia dinámica patriarcal del mercado de trabajo.
Mientras que, la tasa de desocupación para las mujeres y los hombres realizada por el INEGI arroja un número de personas desocupadas en términos absolutos es de 1,639,21. La tasa de desempleo registra a 6,778,358 millones de personas en desempleo.
El tamaño de la población ocupada en hombres es mayor, es decir, que los hombres se incorporan al mercado de trabajo con mayor facilidad, por lo tanto, hay una participación mayor de hombres trabajadores. En este mercado de trabajo hay una menor rotación, y una mayor estabilidad, por eso, la tasa de desempleo es menor en hombres que en mujeres.
Caso contrario se observa en la disminución registrada en el número de población desocupada para el caso de las mujeres respecto al de los hombres, puesto que, menos mujeres son requeridas en el mercado de trabajo, pero también, menos mujeres buscan trabajar, ya que están en el trabajo doméstico y en la crianza de las y los hijos, a través de estos datos se visibiliza la desigualdad histórica en los mercados de trabajo.
El capitalismo mexicano ha representado para las clases trabajadoras un sistemático modelo de explotación de la fuerza de trabajo. Sin embargo, en especial el trabajo de mujeres incorporado de manera formal e informal al mercado de trabajo representa el sector que ha sido objeto por excelencia de los procesos de mayor precarización laboral como veremos durante el desarrollo de este reporte de investigación.
En los siguientes mapas se plantea una comparación de la tasa de desempleo de acuerdo con la división sexual del mercado de trabajo, bajo la que se rige en el capitalismo patriarcal, es decir, por sexo. Clasificando a la fuerza de trabajo según el rol de género que se les ha asignado históricamente y desde el cuál se observan mayores niveles de desigualdad y precarización para la fuerza de trabajo de mujeres, lanzamos la hipótesis que también estarían en un escenario similar las personas no binarias que se identifican con alguna identidad sexo-genérica diferente a la que nos han impuesto. Sin embargo, aún no se puede alcanzar una comparación a ese nivel dada la información que se publica a través de las instituciones. En los siguientes dos mapas, se presentan las tasas de desempleo para mujeres y para hombres según los estados del país. Se muestran las cifras de los datos en términos porcentuales y los mapas tanto para mujeres como para hombres para ubicar el mercado de trabajo de la fuerza de trabajo femenina y masculina.
2006 IV Trimestre.
En México, durante el último trimestre del 2006, se hizo notable el sesgo de la participación por género (hombres y mujeres) dentro del mercado laboral, marcando que la tendencia de la restructuración de los mercados de trabajo fue inequitativa y desigual, expresados en una mayor tasa de desempleo para las mujeres en la mayor parte de la República mexicana. La tasa de desempleo en mujeres en 25 estados de la república es mayor a 14.1%. Mientras que los hombres registran una tasa menor a 12% en todo el país.
Mapa 1
Mapa 2
2012 IV Trimestre.
En 2012, las tasas de desempleo aumentaron para mujeres y hombres, y aunque la población masculina presentó tasas de desempleo menores, en contraste con la población femenina, se incorporaron a la población ocupada 1,957,165 de mujeres.
Mapa 3
Mapa 4
2018 IV Trimestre.
En comparación a otros años, en 2018 las tasas de desempleo registraron una reducción considerable para ambas poblaciones; en el caso de las mujeres, la reducción es más notoria en el norte del país. Adicionalmente, se observa una tendencia en la distribución del desempleo similar a sexenios anteriores.
Mapa 5
Mapa 6
2019 IV Trimestre.
Previo a la pandemia por COVID-19, en 2019 las tasas de desempleo mantuvieron una tendencia a la baja para ambas poblaciones; en el caso de las mujeres, la disminución continua en la zona norte del país.
Mapa 7
Mapa 8
2020 I Trimestre.
Para el primer trimestre del 2020, se observa una reducción de la tasa de desempleo en algunas entidades, cabe señalar que los datos aún no consideraban la crisis sanitaria por COVID-19. Sin embargo, debe de tomarse en cuenta que la reducción en las tasas de desempleo particularmente para el caso de las mujeres no significaba una mejora en las condiciones de trabajo, porque muchas mujeres trabajaron a distancia con menores salarios.
Mapa 9
Mapa 10
2020 III Trimestre.
A finales del primer trimestre de 2020, se frenaron las actividades económicas no esenciales en el país, lo que propició que en el tercer trimestre del mismo año aumentaran de manera generalizada las tasas de desempleo, específicamente para la población femenina. Por lo que se asume que la brecha laboral y la desigualdad por género se profundizó.
Mapa 11
Mapa 12
2020 IV Trimestre.
Con la paulatina reactivación económica implementada en el país, se definió un sistema que indicaría la forma en que se retoman aquellas actividades pausadas, lo que repercutió positivamente, disminuyendo las tasas de desempleo en el país. Sin embargo, para la Ciudad de México, aunque el porcentaje de desempleo disminuyó, siguió siendo una de las entidades con mayor desempleo en el país.
Mapa 13
Mapa 14
2021 IV Trimestre.
Para finales del año 2021, la crisis sanitaria continuó afectando al mercado laboral en todo el país; particularmente, la población femenina continuó siendo una de las más afectadas con respecto a la población masculina, ya que los estados continuaron presentando altas tasas de desempleo, sin una tendencia clara en la disminución del desempleo entre los estados.
Mapa 15
Mapa 16
2022 IV Trimestre.
Para el final del año 2022, todavía se observan de manera importante los estragos en el desempleo a lo largo de todo el país; particularmente, las mujeres continúan siendo la población más afectada con respecto a la población masculina, ya que las mayores tasas de desempleo las registran las mujeres.
Mapa 17
Mapa 18
2023 III Trimestre.
Posterior a las modificaciones políticas y económicas que se fueron adaptando para hacer frente a la crisis derivada de la pandemia por Covid-19, la tasa de desempleo en el país disminuyó de manera generalizada, no obstante, se observa que la tasa de desempleo para la población femenina sigue siendo mayor que la de los hombres para cada uno de los trimestres anteriormente mencionados, ya que el impacto económico de la pandemia fue desproporcionada para las mujeres.
Mapa 19
Mapa 20
2023 IV Trimestre
Aunque el desempleo disminuyó en ambos casos para el 2023, en el caso de los hombres se observa una mayor absorción de su fuerza de trabajo, lo que genera estabilidad laboral, aunque más hombres haya más hombres ocupados (35,162,467) en términos absolutos que mujeres (24,241,480). La reactivación más lenta del mercado de trabajo para el caso de las mujeres se puede entender porque dado su rol de género no siempre demandan un trabajo, y aunque la tendencia desde 1995 muestra que las mujeres ocupadas se han incrementado en 130% con respecto a 2023, el propio mercado de trabajo no las absorbe con el mismo dinamismo que a los hombres, generando una desventaja económica estructural e inestabilidad para las mujeres trabajadoras.
Mapa 21
Mapa 22
Fuentes de información.
INEGI, Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo, 2006 IV trimestre, 2012, IV trimestre, 2018 IV trimestre, 2020 I, III y IV trimestres, 2021 IV trimestre, 2023 III y IV trimestre.
Organización Internacional del Trabajo (OIT).
El desempleo es un fenómeno complejo que tiene diversas explicaciones (y soluciones) de acuerdo con las diferentes escuelas del pensamiento económico que lo han estudiado, por lo que la misma definición y cálculo de la magnitud del desempleo suele ser problemática.
En el Centro de Análisis Multidisciplinario se ha hecho un seguimiento del desempleo en México, desde una mirada e interpretación crítica, debido a que representa uno de los ejes de mayor precarización que se presentan en el mundo del trabajo. En este sentido, al recuperar la Teoría del Valor-Trabajo, el desempleo no se entiende como el resultado de la falta de crecimiento y desarrollo económico, sino justamente como producto del desarrollo del capitalismo, es decir, es resultado intrínseco de la acumulación de capital con sus respectivas especificidades en los países de capitalismo avanzado y de capitalismo dependiente.
La acumulación de capital al acrecentar la escala de la producción a través de la mecanización/automatización de los procesos de producción genera una sobrepoblación relativa, lo que Karl Marx denominó como Ejército Industrial de Reserva. En el presente reporte proponemos una definición de desempleo que refleje el carácter estructural y concomitante al desarrollo del capitalismo. Desde la Crítica de la Economía Política, lo que entendemos por desempleo, es la imposibilidad que tiene la fuerza de trabajo para insertarse a los circuitos de asalarización (compra-venta de fuerza de trabajo) que genera el patrón de acumulación de capital y su ciclo económico, dando como consecuencia el trabajo por cuenta propia o autoempleo.
Por consiguiente, el cálculo del desempleo no puede limitarse sólo a la población que no tiene trabajo y que activamente se encuentra buscándolo, es necesario al menos incorporar a la población que aún se encuentra en la necesidad de trabajar aunque ya no se encuentra activamente buscando trabajo. Con el fin de aproximarnos a la magnitud real del desempleo, el Centro de Análisis Multidisciplinario recupera y utiliza las recomendaciones metodológicas de la Organización Internacional del Trabajo, en contraposición a la usada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía, en vista de que considera de mejor manera las problemáticas del mercado laboral en México.
2. Metodología para el cálculo del Desempleo
La metodología empleada por el Centro de Análisis Multidisciplinario para el cálculo del desempleo difiere de la usada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) que sólo mide la desocupación.
Esquema de población por condición de actividad de INEGI

Acorde al esquema de INEGI, la población total se divide en: la población en edad de trabajar (15 años en adelante); y los menores respecto a la edad de trabajar. La población en edad de trabajar se divide a su vez en la Población Económicamente Activa (PEA) y la Población No Económicamente Activa (PNEA). La PEA está compuesta por la población ocupada y desocupada y la PNEA por la población disponible para trabajar y no disponible para trabajar. Es preciso indicar que la población disponible es aquella que no ha buscado trabajo, pero aceptarían uno si se les ofreciera y los no disponibles no han buscado trabajo y no aceptarían uno aunque se les ofreciera.
La población desocupada de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo son aquellas “personas de 15 y más años de edad que en la semana de referencia buscaron trabajo porque no estaban vinculadas a una actividad económica o trabajo”. (INEGI. ENOE, Glosario). Lo anterior claramente indica que la búsqueda activa de trabajo determina si se es contabilizado como desocupado o no desocupado. La condición de búsqueda activa de trabajo se describe en la misma metodología de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) de INEGI:
“Para ser un desocupado abierto no basta entonces el presentar una situación (estar sin trabajo), sino además exige el tener un comportamiento (adoptar acciones de búsqueda). Esta precisión es clave porque con frecuencia se confunde la expresión “personas sin trabajo” con la de “desocupados abiertos”, cuando en realidad ésta última tiene una condición adicional que conceptualmente hace la diferencia: un individuo sin trabajo pero que no busca (o ha desistido de buscarlo) no forma parte de la desocupación abierta porque no se está comportando como un oferente de servicios laborales”. (INEGI. ENOE, 2005).
“De ahí que la desocupación abierta no sea, ni pretenda ser, la magnitud que exprese cuánta gente necesita trabajar en un lugar y momento determinados o la medida de cuán grande es el déficit de oportunidades laborales: en realidad lo que la desocupación abierta indica es la magnitud de la población que se comporta como buscadora de trabajo (esto es, cuántos individuos apuestan a su inserción en un mercado laboral) ante un déficit dado oportunidades.” (INEGI. ENOE, 2005).
De acuerdo a la metodología de INEGI, la Tasa de Desocupación se calcula de la siguiente manera:

Sin embargo, como lo mencionamos al principio, dada la complejidad del desempleo, la metodología de INEGI es limitada e incluso oculta gran parte de la magnitud real del desempleo, en este sentido retomamos las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en donde se advierte que:
“…En situaciones en que los medios convencionales de búsqueda de empleo son insuficientes, en que el mercado laboral está bastante desorganizado o es de alcance limitado, en que la absorción de la mano de obra es, en el momento considerado, inadecuada, o en que la fuerza de trabajo está compuesta principalmente por personas con empleo independiente, la definición estándar de desempleo dada en el subpárrafo 1) anterior puede aplicarse suprimiendo el criterio de búsqueda de empleo.” (OIT, 2005).
Siguiendo esta recomendación, al cálculo incorporamos a la población disponible que si bien no busca activamente trabajo si aceptaría uno en caso de que se lo ofrecieran, así pues, la Tasa de Desempleo se calcula de la siguiente forma:

Podemos apreciar de mejor forma la diferencia entre la desocupación y el desempleo realizando el cálculo con ambas metodologías para el tercer trimestre de 2023.
De acuerdo con INEGI, la población desocupada en el tercer trimestre de 2023 es de 1 millón 825 mil 196 personas y la tasa de desocupación alcanzaba el 3.0%.

En cambio, empleando la metodología recomendada de la OIT, la población desempleada en realidad sería de 7 millones 008 mil 255 personas, mientras que la tasa de desempleo aumentaría más de tres veces, llegando al 10.6%.

De lo anterior se desprende que la definición y metodología usada por INEGI para calcular la desocupación en realidad lo que hace es ocultar la magnitud del desempleo en México.
Gráfica 1. Tasas de desempleo, octubre 2023

Los datos oficiales que publica INEGI y que retoma a su vez la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), colocan a México como el tercer país con la tasa de desocupación más baja dentro de los países de la OCDE para el mes de octubre de 2023. Sin embargo, al calcular la tasa de desempleo para el mismo mes con la recomendación metodológica de la OIT, la situación se invierte, pues la tasa de desempleo alcanza el 10.4%, situando a México como el segundo país con la tasa de desempleo más alta, sólo por detrás de España.
3. La Geografía del Desempleo en México, 2006-2023
A continuación se presentan los mapas del desempleo por entidad federativa con 2 periodos de análisis. El primero se realiza del año 2006 a 2018 y abarca el final de los sexenios de Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, así como el inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador. El segundo periodo se centra durante la contingencia sanitaria por la pandemia de COVID-19 hasta el tercer trimestre de 2023.

El desempleo en México, a finales del sexenio del presidente Vicente Fox Quesada (2000-2006) e inicios de la administración de Felipe Calderón Hinojosa (2006-2012), ambos pertenecientes al Partido Acción Nacional, afectó a 6.5 millones de personas en todo el país y alcanzaba una tasa a nivel nacional de 12.9%.
Los estados que presentaron las mayores tasas de desempleo se ubican en el Occidente y Noroeste del país, teniendo a Michoacán (17.6%), Nayarit (17.4%), Zacatecas (17.1%), Durango (16.9%) y Tlaxcala (16.8%) en los primeros lugares. Por otro lado, los estados con las tasas de desempleo más bajas se localizan en la península de Yucatán (Campeche, 8.2%; Quintana Roo, 7.7% y Yucatán, 7.7%), e igualmente destacan los estados de Guerrero (7.6%) y Baja California (5.9%).
En el sexenio de Felipe Calderón (2006-2012), autoproclamado como “el presidente del empleo”, el desempleo aumentó en la mayoría de los estados, con la excepción del Estado de México, de 11.7% en 2006 a 11.1% en 2012; Campeche, de 8.2% en 2006 a 8.1% en 2012; Querétaro, de 16.8% en 2006 a 16.6% en 2012; Sinaloa, de 16.6% en 2006 a 15.8% en 2012; Aguascalientes, de 15.1% en 2006 a 13.2% en 2012; e Hidalgo, de 13.1% en 2006 a 12.7% en 2012. Los estados de Michoacán (23.1%), Zacatecas (20.2%), Durango (20.2%) y Nayarit (19.4%) se mantuvieron dentro de los cinco estados con las tasas de desempleo más altas, mientras que nuevamente los estados costeros conservaron las tasas de desempleo más bajas, siendo el caso de los estados ubicados en la península de Yucatán (Quintana Roo, 10.8%; Yucatán, 8.6% y Campeche, 8.1%) y Guerrero (7.9%).
Es necesario recordar que durante el sexenio de Felipe Calderón la economía mexicana fue afectada por la crisis financiera internacional de 2008-2009, por lo que no es de sorprender que en el último tramo de su gobierno se haya alcanzado una tasa de desempleo a nivel nacional de 15.0%.

Para el cierre del sexenio del presidente Enrique Peña Nieto (2012-2018), el desempleo a nivel nacional había disminuido en comparación al año 2012 tanto en términos de la tasa de desempleo como en la magnitud de la población desempleada. La tasa de desempleo disminuyó 2.7 puntos porcentuales, mientras que la población desempleada disminuyó en 934 mil 326 personas. Los únicos estados que mostraron aumentos fueron Tabasco, de 16.5% en 2012 a 19.9% en 2018; Sinaloa, de 15.8% en 2012 a 17.2% en 2018; Chiapas, de 13.7% en 2012 a 15.6% en 2018; Estado de México, de 11.1% en 2012 a 11.3%; y Campeche, de 8.1% en 2012 a 11.0% en 2018.
El primero de diciembre de 2018 inició el sexenio del actual presidente Andrés Manuel López Obrador del partido Movimiento Regeneración Nacional, mandatario autodenominado de izquierda cuyo principal lema es: “Por el bien de todos, primero los pobres”.

El año 2020 marcó un punto de inflexión con el estallido de la pandemia de COVID-19 provocada por el virus SARS-CoV-2. Al inicio de la contingencia sanitaria se hizo imprescindible adoptar distanciamiento social a través de estrictos confinamientos que provocaron profundas caídas de la actividad económica alrededor del mundo, en el caso de México, la pandemia afectó especialmente a los trabajadores ubicados en los niveles de ingreso más bajos y en la informalidad, ya que fueron más susceptibles de perder su empleo y/o sus fuentes de ingreso.
El panorama del desempleo antes de la pandemia era similar al de finales de 2018. La tasa de desempleo nacional al cuarto trimestre de 2019 se ubicaba en 12.2%, en tanto la población desempleada era de casi 7.7 millones de personas (Ver anexo). Para el primer trimestre de 2020, justo al inicio de las medidas de mitigación, la población desempleada alcanzaba los 7.6 millones de personas, con una tasa de desempleo nacional también de 12.2%, sólo tres estados tenían tasas de desempleo iguales o superiores al 16%, mientras que diez estados se encontraban con tasas de desempleo iguales o por debajo del 10%.

La Jornada Nacional de Sana Distancia inició el 23 de marzo de 2020 y finalizó el 30 de mayo del mismo año, fue el mayor cierre de la actividad económica en la historia de México, afectando gravemente las ya de por sí deterioradas condiciones laborales de las y los trabajadores mexicanos, dando como resultado inmediato un aumento violento en el desempleo.
Desafortunadamente no se dispone de información suficiente para mapear la magnitud del desempleo durante el segundo trimestre de 2020 debido a la suspensión en el levantamiento de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo durante las semanas de confinamiento más estricto, sin embargo, ya con información de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo Nueva Edición es posible realizar un mapeo para el tercer trimestre de 2020, teniendo una referencia más clara de la pérdida de empleos durante la Jornada Nacional de Sana Distancia.
La tasa de desempleo a nivel nacional para el tercer trimestre de 2020 se ubica en 21% y la población desempleada asciende a 13.5 millones de personas, un incremento de 8.8 puntos porcentuales en la tasa de desempleo y de casi 6 millones de personas que se sumaron a las filas del desempleo respecto al primer trimestre de 2020. A diferencia de los mapas anteriores en donde los estados costeros mantenían las tasas de desempleo más bajas, para el tercer trimestre de 2020 la situación había cambiado, tan sólo el estado de Quintana Roo alcanzó la tercera tasa de desempleo más alta con 27.6%, ubicándose sólo por detrás de la Ciudad de México (30.8%) y de Tabasco (28%).

La nueva normalidad inició oficialmente el 1 de junio de 2020 como resultado de la presión de la burguesía industrial estadounidense sobre el gobierno mexicano para reactivar las cadenas de suministros, la reactivación “paulatina” de las industrias esenciales (fabricación de equipos de transporte, minería y construcción) en México se llevaron a cabo a pesar de que las condiciones epidemiológicas eran totalmente adversas, causando la muerte de miles de trabajadores en los clústers industriales y maquiladores.
Con la reactivación económica comenzó a disminuir gradualmente el desempleo. La reducción se presentó en casi todos los estados, con la excepción de Chihuahua y de Durango, en donde continuaron aumentando las tasas de desempleo, pasando de 15.7% a 15.9% y de 15.4% a 17.5%, respectivamente. Aun con esta disminución en términos porcentuales y absolutos, el desempleo se mantenía por arriba de los niveles anteriores a la pandemia de COVID-19 y a las medidas de mitigación.

Pese a que la reactivación económica y la reapertura de actividades no esenciales continuaba en marcha, para el primer trimestre de 2021 el desempleo tuvo un repunte en nueve estados respecto al trimestre anterior. Los estados en donde se registró un aumento fueron Tlaxcala, de 20.9% a 23.3%; Guanajuato, de 20.6% a 21.3%; Puebla, de 20.4% a 20.7%; Morelos, de 17.7% a 19%; Oaxaca, de 16% a 16.5%; Hidalgo, de 15.9% a 18.5%; Zacatecas, de 15.8% a 17.5%; Guerrero de 15.4% a 17.1% y Coahuila, 11.1% a 11.7%. Este repunte en parte se debió a que durante diciembre de 2020 y enero de 2021 en la mayoría de los estados se hizo necesario cerrar actividades no esenciales debido al incremento en el número de contagios y muertes por COVID-19.
Como se puede observar, a partir de la reactivación económica y del inicio de la nueva normalidad, la tasa de desempleo y la población desempleada a nivel nacional mantiene una tendencia a la baja. En los siguientes trimestres el desempleo mantuvo el mismo comportamiento descendente, aun cuando en algunos estados se han alternado repuntes y disminuciones a lo largo de este periodo de tiempo (Ver anexo).
La información más actualizada al tercer trimestre de 2023 muestra que el desempleo ha disminuido con respecto al nivel que alcanzó en el tercer trimestre de 2020 después de la Jornada Nacional de Sana Distancia, e incluso se encuentra en niveles más bajos a los observados a finales de 2019 e inicios de 2020, pues para el tercer trimestre de 2023 hay alrededor de 7 millones de personas desempleadas y la tasa de desempleo es de 10.6%, además de que sólo un estado (Guanajuato, 17%) tiene una tasa de desempleo por arriba del 16%.
4. Conclusión
Durante el periodo que hemos analizado, del final del sexenio de Vicente Fox Quesada (2000-2006) hasta más de la mitad del sexenio de Andrés Manuel López Obrador (2018-2024), el desempleo ha presentado aumentos y disminuciones significativas, enmarcadas por la crisis financiera internacional de 2008-2009 y sobre todo por la pandemia de COVID-19 y la destrucción de millones de empleos que esta trajo consigo. El desempleo ha disminuido respecto a los altos niveles que alcanzó durante la emergencia sanitaria, no obstante, como se ha expuesto, los empleos que se han recuperado a partir de la reactivación económica se encuentran en los niveles salariales más bajos y en la informalidad disfrazada de empleo formal pero sin ningún tipo de prestación o derecho laboral.
5. Anexo cartográfico del desempleo en México










Fuentes de información:
Centro de Análisis Multidisciplinario, CAM:
Reporte de Investigación 129. “Los empleos que no necesitan las familias mexicanas: El presidente del empleo precario”. Disponible en: https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-129-los-empleos-que-no-necesitan-las-familias-mexicanas-el-presidente-del-empleo-precario/
Reporte de Investigación 132. “Los costos sociales por la pandemia del Covid-19”. Disponible en: https://cam.economia.unam.mx/reporte-de-investigacion-132-los-costos-sociales-por-la-pandemia-del-covid-19/
Instituto Nacional de Estadística y Geografía. “Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo”. Glosario.
Instituto Nacional de Estadística y Geografía (2005): “Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo 2005: ENOE, Una Nueva Encuesta para México”, Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
Organización Internacional del Trabajo (2005): “Resolución sobre estadísticas de la población económicamente activa, del empleo, del desempleo y de subempleo, adoptada por la decimotercera Conferencia Internacional de Estadígrafos del Trabajo”, OIT.