Este trabajo analiza desde una mirada crítica la tendencia del poder adquisitivo del salario mínimo en México. Desde la década de los setenta del siglo pasado (S. XX) no se observaba una inflexión en la tendencia del poder adquisitivo del salario mínimo en nuestro país, aun cuando la recuperación salarial es la demanda más importante de las clases trabajadoras, motivo por el que se vuelve fundamental explicar por qué, a pesar del cambio en la tendencia del poder adquisitivo, los niveles de vida reales de la población presentan un panorama diferente.
Este trabajo se divide en cuatro partes; una en la que se examinan los cambios en la inflexión de la tendencia del poder adquisitivo del salario mínimo; otra en la que se analiza el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR) frente al Salario Mínimo (SM); en la tercera parte mostramos qué pasa con el poder adquisitivo de la población ocupada, esto quiere decir que no es lo mismo el poder adquisitivo del salario mínimo, que el poder adquisitivo de la población trabajadora, de hecho, se observa cómo esta última se comporta de forma independiente de la primera; y finalmente, veremos la tendencia de la proporción de la población trabajadora cuyos ingresos les son insuficientes para poder adquirir la CAR. Es en ésta última en la que debemos fijarnos para saber qué está pasando con los niveles de vida de las clases trabajadoras. En síntesis, la tendencia que describe, muestra la continuidad de un resultado transexenal que mantiene a tres cuartas partes de la población ocupada en la pobreza extrema.
El aumento al salario mínimo (SM) en términos de la recuperación del poder adquisitivo sólo tiene efecto si los precios de los alimentos básicos se mantienen constantes o disminuyen. Cuando los precios de estos artículos incrementan más de lo que crece el SM, entonces se puede comprar menos cantidad de estos artículos.
Constitucionalmente el Artículo 123 en su fracción VI sostiene que “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos”. Es decir, el SM debería cubrir no solo los alimentos sino también los servicios, el vestido, la vivienda, etcétera, y tendría que ser suficiente para que las personas no se encuentren en situación de pobreza.
En el CAM se mide la pérdida del poder adquisitivo utilizando el SM y el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR)[1], que es una canasta ponderada de consumo diario, para una familia mexicana de 4 personas (2 adultos, un/a joven y un/a niño/a) en la que se toman en cuenta aspectos nutricionales y hábitos culturales. Decimos que es de alcance mínimo porque no incluye el pago de renta en vivienda, el transporte, vestido, calzado, aseo personal y muchos otros bienes y servicios que entran dentro del consumo de una familia, sólo es un referente del costo de alimentos básicos, e incluso ahí, no incluye los gastos que requiere su preparación, como servicios de agua, luz eléctrica o gas.
En el Cuadro 1 se comparan los incrementos del SM y de la CAR del 2012 al 2024. Como se aprecia en 2019 se crean dos zonas geográficas: la Zona Libre de la Frontera Norte (ZLFN)[2] y el resto del país. En 2024 el porcentaje de la CAR que se puede comprar con el SM de la ZLFN es de 77.1%, mientras que en el resto del país es de 51.2%.
En la gráfica 1 observamos el porcentaje de la CAR que se puede comprar con un SM durante los dos últimos sexenios . Si bien, se observa que desde 2017 se recupera el poder adquisitivo del SM. En 2012 al inicio del sexenio de Peña Nieto se podía comprar el 30.9% de la CAR, y hasta 2016 se deterioró ese porcentaje de compra, pero a partir de 2017 aumenta el porcentaje de la CAR que se puede comprar con un SM, el sexenio de López Obrador termina con un porcentaje de compra del 51.2% de la CAR. La clase trabajadora que tiene contrato escrito y ahí se estipula su ingreso en un salario mínimo, solo puede comprar la mitad de la CAR.
Sin embargo, en los siguientes apartados abordaremos si existe una correlación entre el SM y la pobreza, es decir, demostraremos que el incremento al SM no impacta en la disminución de la pobreza, por eso hemos examinado cuánta población ocupada puede comprar una CAR con sus ingresos[3]. Y en siguientes reportes analizaremos el porcentaje de la clase trabajadora que es beneficiaria del incremento al SM.
Gráfica 1
Como puede observarse en el cuadro 1 y en la gráfica 2, el salario mínimo en México está muy lejos de alcanzar la adquisición de la CAR para la familia, sería necesario la duplicación de éste para recuperar la compra de los alimentos, y está más lejos aún de alcanzar el decreto Constitucional.
En la gráfica 2 se observa el precio nominal mensual de la CAR y el SM de 2012 al 2024. El precio de la CAR mensual pasó de $6, 053.78 a $14,590.8. Mientras que el SM pasó de $1,869.9 a $7,467.9.
Gráfica 2
Mantener el SM en niveles por debajo de la adquisición de lo señalado en el Artículo 123 configura una política de atropello a los derechos de la clase trabajadora, el desinterés de la clase política en la precariedad laboral y la continuidad de la pobreza.
Si bien la tendencia a incrementar el poder adquisitivo del salario mínimo presenta un cambio respecto a sexenios anteriores[4], es completamente insuficiente por dos razones:
En este apartado mediremos la Población Ocupada en Pobreza Extrema (POPE), que hace referencia a la población ocupada cuyo ingreso no le alcanza para adquirir la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR). Para ello utilizaremos categorías definidas en la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI. En ella observamos las siguientes divisiones de la población:
Consultando los microdatos de la ENOE vamos a cruzar dos datos:
Por ejemplo, para el año 2023 el precio de la CAR es 1.5 veces el salario mínimo de la ZLFN, y 2.26 veces el salario mínimo del resto del país. El precio mensual de la CAR para el año pasado es de $14,071.20 pesos.
Entonces de la población ocupada para ese año, sumamos:
Con todo lo anterior obtenemos a la población ocupada cuyos ingresos no le alcanzan para adquirir la CAR en 2023, es decir la que está en la ZLFN y percibe menos de 1.5 veces el salario mínimo y la población ocupada en el resto del país y que percibe menos de 2.26 veces el SM. Esto se realiza para cada año en los últimos dos sexenios y obtenemos lo siguiente:
Gráfica 3
En 2012, al inicio del sexenio de Peña Nieto la población ocupada en pobreza extrema era al menos 34.3 millones de personas las que aún trabajando, sus ingresos no les alcanzaban para adquirir la CAR.
Para 2018, al inicio del sexenio de AMLO, esta cantidad aumentó a 39.5 millones de personas. Para 2024, poco antes del cierre del sexenio de López Obrador, llegó a 43.5 millones de personas, lo que indica un aumento de 4 millones de personas en la población ocupada en pobreza extrema (POPE).
En las cifras anteriores, decimos al menos, ya que en la ENOE, tanto en cada nivel de ingresos medido en salarios mínimos, como de forma general, hay gente que no especifica puntualmente su ingreso como respuesta a los cuestionarios, por lo que la cifra podría ser mayor, pero se incluye aquí sólo aquella población ocupada que es posible medir con precisión.
Uno de los resultados más relevantes que se demuestran es que el incremento de la población ocupada en pobreza extrema sigue una tendencia indiferente a la política de decretos en los salarios mínimos como señalamos anteriormente, ya que en presencia de incrementos o disminuciones del poder adquisitivo del Salario Mínimo, el número de la población ocupada que no puede adquirir la CAR sigue en aumento desde al menos el sexenio pasado y éste. Es decir, la pobreza en México se comporta indiferente a los incrementos y decretos en papel al salario mínimo.
Sobre este resultado ahondaremos en reportes que publicaremos en los próximos meses, ya que es evidente que los ingresos de la población ocupada no dependen de la política de salarios mínimos que tanto presumen los gobiernos de cualquier partido.
Por ejemplo:
Pero de estos casos y otros más publicaremos más adelante, ahora es necesario ver la tendencia general de este sexenio:
Los incrementos en las magnitudes absolutas de población ocupada en pobreza extrema tienen que compararse con el total de la población ocupada. Con ello obtendremos la Tasa de Población Ocupada en Pobreza Extrema (TPOPE), que indica el porcentaje de la población que, aún trabajando, sus ingresos no le alcanzan ni para comer.
Gráfica 4
El resultado más preocupante es que tres cuartas partes de la población ocupada percibe ingresos que no les alcanza ni para comer dignamente, y que con independencia (o indiferencia) a los incrementos de papel decretados desde el gobierno, se mantengan en los mismos niveles de manera constante en los últimos doce años.
Es evidente que la TPOPE, aunque oscila entre el 70 y 75% para todo este periodo (ver gráfica 4), indica un estancamiento en niveles de pobreza alarmantes, ya que mantiene a esas tres cuartas partes de la población ocupada por debajo del mínimo indispensable para sobrevivir. ¿A eso se le puede llamar el nuevo humanismo mexicano? ¿Es eso un trato digno para quienes a diario producen y mueven las mercancías y servicios en nuestro país?
Es falso el discurso gubernamental de la disminución de la pobreza, observamos cómo de forma consistente, tres cuartas partes de la población ocupada se halla en pobreza extrema, y esa situación es indiferente a la máscara de los incrementos de papel que ocultan la verdadera situación de las clases trabajadoras. En estos términos es posible ver que mantener a la población en pobreza es el resultado real transexenal de AMLO y la 4T.
Este resultado, además, presenta continuidad y congruencia con los obtenidos también por la política salarial llevada a cabo en el sexenio de Peña Nieto. No es lo que ocurre en el papel y en los medios de comunicación y difusión del gobierno, sino lo que puede observarse y medirse en las mesas de las familias de las clases trabajadoras en lo que hay que fijarse para determinar su situación.
Esto no se trata de tener otros datos, o de componer una tendencia. En el caso del sexenio de López Obrador, es un resultado consumado, que deja un legado de mantenimiento de la pobreza al igual que sexenios anteriores.
Y queda una pregunta abierta para entender la política económica de la 4T: ¿Ocurrirá el mismo estancamiento en los ingresos de los empresarios afines al gobierno? En la respuesta está el verdadero rostro de lo que ha significado este sexenio en términos económicos para las clases trabajadoras.
________Notas________
[1] Fue diseñada por el Dr. Abelardo Ávila Curiel del Instituto Nacional de Nutrición Salvador Zubirán.
[2] Son 43 municipios los que comprende la ZLFN distribuidos en Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo León y Tamaulipas.
[3] Recordemos que salario e ingresos es diferente, el salario se desprende de la relación asalariada, mientras que el ingreso incluye la suma de dinero que perciben las personas trabajadoras, ya sean de dos o tres trabajos, rentas, transferencias monetarias, etcétera. En síntesis utilizar la variable ingresos implica asumir la precariedad y empobrecimiento de la clase trabajadora, que desde 1976 que empieza el deterioro del poder adquisitivo se ha visto forzada a buscar más fuentes de ingreso o incorporar a más integrantes de la familia a trabajar, es decir, el aumento del tiempo de trabajo necesario fuera de la jornada laboral formal.
[4] Véanse los reportes de investigación anteriores del CAM
[…] del poder adquisitivo utilizando el SM y el precio de la Canasta Alimenticia Recomendable (CAR)[1], que es una canasta ponderada de consumo diario, para una familia mexicana de 4 personas (2 […]
El resultado real de la política salarial del sexenio de López Obrador – Oserí 8 08America/Mexico_City octubre 08America/Mexico_City 2024 a las 11:48
[…] Por Centro de Análisis Multidisciplinario de la UNAM […]
El resultado real de la política salarial del sexenio de López Obrador – Desinformémonos 7 07America/Mexico_City octubre 07America/Mexico_City 2024 a las 14:23